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Juan de Ortiz, un rico minero de Potosí que fue nombrado el cuarto Gobernador de la provincia de Paraguay
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Una buena parte de la elite constituía el poder político a través de la administración colonial de la Audiencia de Charcas. Ellos eran, en primera instancia, el Presidente y Oidores de la Audiencia, Gobernadores, Corregidores, Tenientes de Corregidores, Alcaldes, Caciques, y en el gobierno de las ciudades, todos aquellos que formaban parte del Cabildo, el Procurador General, el Mayordomo de la Villa, los jueces de apelaciones y otros.
El poder económico estuvo en manos de los azogueros –dueños de minas e ingenios de mineral-; de los encomenderos de tierras- luego hacendados-, de los mercaderes y comerciantes. Muchas veces el poder político y el económico iban íntimamente ligados.
En el Virreinato peruano, al que pertenecía administrativamente la Audiencia de Charcas, hubo pocos nobles españoles, con titulo, entre ellos están los propios Virreyes, representantes directos del Rey, y por lo general parientes o personas muy allegados a el. Sin embargo, como los españoles eran muy apegados a la distinción social por mas sutil que esta fuera, a principios de la conquista todo el segmento superior de la sociedad española asentada en el Virreinato, y por lo tanto también en la Audiencia de Charcas, se consideraba “hidalga” y se los llamaba de “don”. Con el tiempo, y dentro de la misma época colonial, el uso de indiscriminado de este titulo hizo que se perdiera el significado original, aunque constituía de todas maneras una distinción de los altos cargos gubernamentales, eclesiásticos y de gente acaudalada.
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