¡Señor! Soy bueno. He de serlo siempre Amaré a los pájaros y a las flores. Cuidaré amorosamente a todos los que son más pequeños que yo, Vigilaré y puliré sin descanso mi lenguaje. Nunca permitiré que mis labios se manchen. ¡Seré muy bueno!
¡Amaré a mis padres y mis maestros! Los querré tanto como ellos me quieren. Los querré más y en las noches de lunas, cuando brillen más claramente algunas estrella, jugaré con mis amigos, debajo de los árboles, que son, también nuestros hermanos.