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La respuesta indígena al despojo de sus territorios dependió del grado de inserción que tenía cada pueblo en la sociedad boliviana.

Aquellos que aun no tenían contacto con las culturas de occidente, recurrieron a diversas formas de resistencia violenta, desde luego en desigualdad de condiciones. Tal fue el caso de los Ayoreode, que entablaron permanentes enfrentamientos con la población cruceña a partir de los años ’40 o últimamente los Yuqui, que repelieron infructuosamente el avance de colonizadores y la construcción de la línea férrea, en el sector de los ríos Ichilo y Yapacaní.

Los pueblos que sí habían tenido contacto con el mundo occidental y cristiano, asumieron actitudes diversas, desde la casi desintegración como culturas como los Leco, pasado por la integración parcial, como los pueblos Guarayo, Chiquitano, moxeño, Cavimeño, Mosetene entre otros, hasta el aislamiento sistemátic, como los Ava-Guaraní de Tentayape.
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