Están constituidas por los llanos del Beni y el Mamoré y cubren más del 50% de la superficie del territorio nacional. Se conocen bien en las partes adyacentes a los grandes ríos, pero científicamente aun se las conoce poco. Las perforaciones de la Shell, al N.O. de Trinidad, encontraron basamentos cristalinos pertenecientes al macizo brasileño a los 800 mts de profundidad. El relleno esta formado por sedimentos no consolidados terciarios y cuaternarios (arena, limo, arcilla). Los llanos benianos se inclinan muy suavemente de sur a norte. Así, por ejemplo, los ríos Yapacaní y Chapare salen a una altura de 290 mts sobre el nivel del mar y el Madera sale de Bolivia sólo a 150 mts.

Los afloramientos del macizo forman los llamados cerros islas de la planicie. Cuando estos afloramientos se localizan en los cursos de los ríos ocasionan rupturas de sus pendientes o saltos que son conocidos con el nombre de cachuelas.

El aspecto que ofrecen los llanos benianos es el de verdaderas sabanas tropicales, separadas por bosques de galería que se ubican a los lados de los ríos que recorren las llanuras. La casi horizontalidad del terreno hace que en la época de las lluvias en la Cordillera, los ríos se desborden, inundando extensas regiones y formando grandes charcos-curichis que impiden el desarrollo de una ganadería y una agricultura estables. Las islas, a veces artificiales, están unidas entre si por verdaderos terraplenes elevados, herencia de los habitantes prehistóricos de la región; región que actualmente es fundamentalmente ganadera y recolectora.

La región recorrida por grandes ríos, como el Madre de Dios, Beni, Mamoré, Iténez y Madera, esta poco habitada.