Aunque la historia de la villa imperial de Potosí de Bartolomé Arzans de Orsua y Vela, contiene determinada información estrictamente histórica, su autor estaba mucho más atraído y fascinado por el lado novelesco del pasado potosino. Para el, en una ciudad que avía dado tan fabulosa cantidad e plata al mundo, todo era posibles, los misterios que rodeaban su vida diaria, con sus aparecidos y sus fantasmas, sus almas en pena, sus inauditos tesoros escondidos, sus historias de ultratumba, sus milagros y castigos divinos. La misma vida de Arzans es un misterio.

En cambio, Pedro Vicente Cañete, asesor de la Intendencia de Potosí y del presidente de la Audiencia de La Plata, autor de otra obra clásica, la Guía histórica, geográfica, física, política y legal del gobierno e intendencia de la provincia de Potosí (su titulo lo dice todo), se intereso por lo comprobadamente cierto: la geografía, las minas, la población, el rendimiento del cerro, el numero de sus mitayos, las leyes que regían el gobierno de Potosí, la economía y su sistema administrativo. Una obra casi científica, escrita “para ilustrar a los gobernantes”. Nada de fantasías ni suposiciones y mucho menos esa s historias que los potosinos acostumbraban contarse en las noches ateridas de la Villa.

Así como Cañete sabían cuanta plata salía de cada bocamina del Cerro, Arzans creía saber en que casas había almas en pena. Y era porque Arzans era un hombre rezagado de la Edad Media y Cañete un hombre de Ilustración.

A.C.R