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FIESTAS TRADICIONALES

Las Alasitas y El Ekeko (24 de enero)

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La Paz, conocida también como Chuqueago Marka, es poseedora de múltiples tradiciones y fiestas andinas heredadas de la colonia y la república. Una de esas tradiciones es la feria de la Alasita que desde antes de la colonia se celebraba en honor del diminuto ídolo llamado Ekeko.

Se inicia cada 24 de enero y permanece por dos semanas en el área ocupada anteriormente por el zoológico municipal. Su mayor característica es la exposición de miniaturas elaboradas por los artesanos especializados en hojalatería, yeso, confección de ropa, comida, pastas, madera y otros.

Al Ekeko se le atribuyen poderes mágicos capaces de atraer la buena fortuna y la riqueza material. De ahí que se lo represente con semblante de un mestizo, vestido a la usanza de los cargadores, y cargado de víveres, electromotores, autos, billetes; todo en miniatura.

El Ekeko y su feria tienen un remoto pasado. Ni la misma tradición oral de los pueblos andinos coincide en una versión definitiva. Existen sin embargo esculturas y cerámicas que sugieren la veneración del dios desde la propia Tiwanaku. De lo que debe estarse seguro es de que las sublevaciones indígenas de 1781 y el sitio de Tupac Katari a La Paz, sumaron devotos de la virgen de Nuestra Señora de La Paz y popularizaron la creencia en el dios de la abundancia (Ekeko-Iqiqu).

De allí en adelante la religión católica y las creencias andinas volvieron a juntarse para dar origen a otra fiesta de rasgos mestizos y su feria. De allí que la Alasita (palabra derivada de Alasita, comprame pues, variación a su vez del verbo Althaña, comprar) sea la expresión de la religiosidad católica del pueblo y su inclinación de recurrir a las deidades andinas para alcanzar los favores de la fortuna y la salud.

Años después de los alzamientos indígenas, las autoridades locales institucionalizaron la procesión de la virgen cada 24 de enero y la consiguiente feria de artesanías. Los anales refieren una fiesta fastuosa, al extremo de que los propios curas y familias opulentas solicitaron aminorar tal derroche y suprimir las danzas de los originarios, por cuestión de "decencia". Se mantuvo en cambio la romería de la virgen; y ni en la república se volvió a la magnificencia de los años iniciales.

Desde entonces se acostumbra comprar miniaturas a las 12 del mediodía. Una vez challados (con coca, alcohol, esencias andinas) por el yatiri (sabio aymara), pasan por la bendición del sacerdote católico y son llevados a casa. Esta tradición se mantuvo y creció gracias a la migración del campo.

Ya se anotó que el Ekeko viene cargado de todo. Su apariencia urbana lo hace parte del mundo mestizo, donde el saco al estilo europeo se complementa con el pantalón hasta el tobillo del antiguo pongo aymara, el lluchu y las abarcas.

Su nombre está en la lista de personajes extraños, así de extraños como el Tío de la mina y el Kari Kari. Pero su condición benefactora requiere atenciones especiales, caso contrario puede invertirse su papel.

A las artesanías en miniatura, se suman los periodiquitos. El primero fue la "Epoca", 24 de enero de 1846, que medía 160 x 167 mm. a dos columnas y cuatro páginas, con el lema de: Dios, Patria y Libertad; con noticias, avisos, comunicados, humor. Fue todo un éxito. Este periodiquillo se editaba en la imprenta Paceña hasta 1860. Llegó hasta el número 20. Después, se publicarón otros periodiquillos con diferentes características los más llamativos fueron: "El Cholo" (1850), "El Artesanito" (1860), " El Gualaichito" (1864) y la "Pulga" (1866).

La feria cambió muchas de sus peculiaridades iniciales, como la compra de artesanías con botones amarillos, llamados "tapa balazos". Hoy se lo hace con dinero corriente.

Anata Aymara "La ch'alla de la Pachamama" (fecha movible en febrero)

El mundo andino está organizado principalmente por el tiempo de producción agrícola de la papa. Dicho tubérculo andino significa la misma vida para los aymaras y es uno de los pilares que sustenta su sistema social, muy relacionado con el respeto a la naturaleza. Toda esta cosmovisión se traduce en la celebración de la fiesta aymara del Anata o juego en la traducción aymara.

El Anata o "juego" ritual agrícola se realiza en época de Jullapacha o lluvias. Para los aymaras es el tiempo femenino, tiempo de la Paxsi Mama (Luna) y de la Pachamama. Todos los ritos están dirigidos a las sayañas y aynoqas de la papa, la quinua, la arveja y todo lo que en este tiempo esté floreciendo.

El Anata comienza el 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria, con la bendición de los productos agrícolas y fundamentalmente de la papa. Todas las comunidades andinas se reúnen este día para agradecer simbólicamente a la Pachamama por la primera cosecha que se realizará después del Anata.

En la celebración se agradece la generosidad de la Pachamama y la papa con el ritual de la Ch'alla, en la que se usa azúcar, alcohol, flores, mixtura y vino.

A partir de esta celebración la producción agrícola, la vida y la muerte de las familias aymaras está sellada. Por ello esta fiesta es un ritual muy importante en el plano simbólico de la fertilidad, tanto de la actividad agrícola como la de los animales domésticos.

Después de la fiesta de La Candelaria, los comunarios y el sindicato se preparan para recibir a los Achachilas y a la Pachamama que cohabitan en los parajes, el campo, la casa y en los animales. Los preparativos se hacen en la familia, hay que estrenar ropa nueva, hay que visitar a los padrinos, a los compadres, hay que ir a la ciudad a comprar la mixtura, confites, serpentina, alcohol, vino, azúcar, frutas, globos para los niños. Las autoridades se preparan para reunirse en comunidad, ch'allar la escuela, las carpas solares, el puesto médico, todo lo que es de la comunidad.

Con el Anata se despide el período de lluvias, y se retorna al circulo de siembra y
cosecha.

Carnaval en La Paz, fiesta de los Chukutas o J'iska Anata

Una de las expresiones folklóricas más antiguas del país es el Carnaval de La Paz, sobre el cual, lamentablemente, es poco lo que se ha escrito. Sin embargo, esa poca tinta expresa la inmensa riqueza de la fiesta de las frutas, el agua y la alegría.

Uno de los escritores que mayores luces da sobre el pasado de esta fiesta, (igual de importante que Todos Santos), es el costumbrista Antonio Paredes Candia: los artesanos hasta 1930, más o menos, participaban en los desfiles carnavalescos con orquestas de guitarras, charangos, mandolinas y concertinas, integraban comparsas de disfrazados para cuya organización se reunían en la casa de uno de los componentes, generalmente en la del elegido presidente de la comparsa, y un mes antes escogían disfraz, título y "nombraban madrinas" entre sus amistades.

El día sábado desde muy temprano, algunos disfrazados - casi todos niños - recorrían las calles jugando con matasuegras. En los talleres artesanales y fábricas, los trabajadores adelantaban la Ch'alla, y buena parte del carnaval, después del mediodía sabatino.

La mañana del domingo por el paseo de El Prado se hacía el Corso Infantil. Los padres de esmeran en el disfraz de sus hijos por los premios honoríficos de la Alcaldía, y presentaban cuadros alegóricos o disfraces sumamente caros y lujosos. Este día representa el verdadero comienzo del carnaval.

Después del corso -dice Paredes Candia- las gentes disfrazadas se dirigían al lugar de la concentración para la entrada del carnaval. Allí, las comparsas desfilan en carros adornados de flores o alegorías y los disfrazados bailaban al son de orquestas de instrumentos autóctonos. Los obreros reunidos por oficios, ingresaban ejecutando guitarras, mandolinas, concertinas y flautas.

La entrada del carnaval era presidida por un camión de la Alcaldía adornado de flores, en cuyo lugar prominente se encuentra un pepino sentado en un sillón, representando al rey de la fiesta.

Se intercalaban en esta parte del desfile los grupos de los carpinteros, zapateros, o de oficio conocido, que llevaban casi igual disfraz, pero que se diferencian por la orquesta que les acompaña; conjunto de guitarras, mandolinas, concertinas, quenas y flautas.

Antes de que se implantara la prohibición, el lunes comenzada, sin distinción de clases sociales, la diversión con agua y harina. Antiguamente se jugaba con harina, agua y chisguetes, la harina era empaquetada en pequeños tubos de papel de seda, muy taqueados que al tocar el cuerpo, con el impulso que eran arrojados, estallaban con fuerza.

Durante la tarde las comparsas visitaban a las madrinas, quienes las recibían con bebida y comida con relación a su economía. Allí bailaban con las amistades de la madrina que ya les esperaban y se divertían una hora o dos, tomando en cuenta el entusiasmo con que fueron recibidas.

Martes.- Día de Ch'alla de los domicilios particulares con serpentina, confites y mixtura. El consumo de bebidas alcohólicas acompaña siempre la celebración y se hacen peticiones de buena salud, bienestar económico o de índole particular, como que la casa no tenga desperfectos durante el próximo año o que no suba el alquiler, si es que se trata de inquilinos.

En los talleres grandes o pequeños, negocios, tiendas, instrumentos, viviendas y casas en construcción, se realizaba también la ch'alla, adornando todo como las casas para que la prosperidad colme de bienestar a sus propietarios y dependientes.

La "tineja" era el obsequio que hacía el dueño de una fábrica o taller a los obreros de su dependencia en agradecimiento a su trabajo, el martes de carnaval. Generalmente consistía en un paquete conteniendo confites, serpentina, mixtura, coca y cualquier licor cuando no era vino. En algunos casos daban su equivalente en dinero.

Antiguamente, el último acto del carnaval se realizaba el miércoles de ceniza cuando las comparsas regresaban del campo bailando e ingresaban a la plaza Murillo para luego, después de una vuelta, continuar su camino hacia la casa donde se terminaba la fiesta.
El sábado y domingo son llamados de "tentación"; la gente se despedía del carnaval bailando y bebiendo hasta lo máximo. El domingo se efectuaba "la salida", que empezaba en sentido contrario al de "la entrada de carnaval" y consistía en llevar muy pocas mascaritas, vestiduras rotozas, simular un desfile triste dando a entender el final del carnaval.

Después de un breve ocaso, el carnaval paceño está volviendo a brillar. Su Pepino, algo olvidado, ha retornado con fuerza luego de una intensa promoción oficial y vecinal.

La migración rural ha contribuido además a engrandecer la figura del Chuta, personaje mestizo que protagoniza el carnaval en los barrios populares, mercados, tambos y otros sitios periféricos. El Chuta es algo así como el descendiente del pongo, que oficiaba de sirviente en las haciendas y casas de los terratenientes de antaño. La misma vestimenta del personaje carnavalero es una mejorada estilización de las ropas del pongo aymara.

El Corso Infantil también ha recobrado su color y alegría con una entrada el sábado por la mañana. La otrora mermada Farándula del domingo de carnaval tiene un aire renovado, aunque aún falta mucho para darle a esta fiesta el realce que merece.

Al Corso Infantil y la Farándula del domingo se ha sumado recientemente la entrada folklórica del J'iska Anata, el lunes de carnaval. Las carnestolendas paceñas son cerradas con la multitudinaria entrada de chutas y el entierro del Pepino el domingo de tentación.

Fiesta del Señor del Gran Poder (fecha movible en mayo y junio)

La Fiesta del Señor del Gran Poder se realiza un sábado que puede variar entre mayo y junio de cada año. Su origen es mestizo. Y tiene un reconocido arraigo en la zona de Ch'ijini, denominada desde hace tres décadas barrio del Gran Poder.

Hace 70 años apareció en Ch'ijini una pintura de Jesús con los brazos abiertos. La imagen tenía además del rostro común, otros dos, laterales. Sin embargo fue rápidamente adoptado por los vecinos, dedicados al comercio de frutas, verduras y otros productos agrícolas.

La iglesia católica no respaldó la veneración de la imagen. Pero los vecinos perseveraron en su devoción e hicieron construir un templo, llamado hoy antiguo. El crecimiento del barrio y su excesiva comercialización, ocasionaron en las décadas del 40, 50 y 60 peleas entre los comerciantes que disputaban la tenencia del Cristo. En las acciones incluso se llegó a secuestrar el lienzo; mientras crecía la devoción y la entrada en honor del señor desbordaba los límites del barrio. Por entonces, los vecinos de la Max Paredes promovieron la construcción de otro templo, llamado Gran Poder nuevo.

Al margen de las disputas, la fiesta adquirió popularidad debido al aumento de la migración campo-ciudad. Y a partir de la Revolución de 1952 se transformó en la expresión más fuerte de la cultura mestiza, rechazada hasta entonces por el resto de la ciudad.

Su entrada quedó institucionalizada con la participación de la junta de vecinos, el párroco y la creación, a comienzos de la década de 1970, de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder. Los devotos bailan desde Tobas del Chaco, Morenos del lago Titicaca, Negritos de los Yungas, Diablos de Oruro, hasta Tinkus del norte potosino.

El Año Nuevo Aymara (21 de junio)

El nuevo año aymara o solsticio de invierno es el retorno del sol donde se recibe los primeros rayos y esto sucede cada año en Tiahunacu con música y ofrendas. El misticismo y la energía cósmica dan nuevos bríos para la siembra y el trabajo de la comunidad

Entrada Universitaria (último sábado de julio)

Miles de estudiantes universitarios interpretan todo el día en el centro de la ciudad las danzas más coloridas y ancestrales de Bolivia, todas las carreras se preparan con meses de anticipación para mostrar con gran colorido las danzas.